sábado, 25 de febrero de 2012
A mi Abuelo
Hace un año que el sillón está vacío, que la historia no tiene humor, que no veo pasos vacilantes o lágrimas en los ojos tan solo con el primer saludo del día. Nos llenaste de vida con momentos simples, con el corazón mojando tu pañuelo y tu cabezota siempre al pie del cañón. Sin embargo, hoy descubro unas manitos muy chiquititas que se apoyan en tu sillón para caminar y así empieza todo. Me llevo tu fortaleza (para estar de pie y levantarme cada vez que caigo), tu orgullo (que hace que camine con la cabeza en alto), tu insistencia (que otros llaman terquedad) pero sobre todo tu admiración franca y tan sensible hacia todo lo simple que refleja el amor de la familia. Te amo Abuelo, gracias, eso es lo que quiero decir, gracias.
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